El estrés invisible de los community managers
Cuando la gestión de redes sociales se convierte en una carga emocional
En un mundo hiperconectado, la figura del community manager se ha convertido en una pieza clave para la imagen y la comunicación de cualquier marca. Pero detrás de un perfil de Instagram activo o una cuenta de Twitter atenta, a menudo se esconde una realidad poco visible: el estrés constante que puede generar la interacción con los usuarios.
Los community managers no solo responden preguntas o publican contenido. También gestionan quejas, críticas y, en muchos casos, ataques o comentarios agresivos. Esta exposición permanente a la presión de tener que responder con rapidez, educación y empatía —incluso frente a provocaciones— puede suponer una carga emocional muy elevada.
El estrés se multiplica cuando las marcas exigen disponibilidad casi 24/7, respuestas inmediatas y un tono impecable. A esto se suma el hecho de que el usuario, amparado en el anonimato o la distancia de la pantalla, a menudo expresa frustraciones con una dureza que no utilizaría en un contexto presencial.
Estas situaciones pueden derivar en fatiga digital, ansiedad o agotamiento emocional. Por ello, es esencial que las empresas reconozcan este riesgo psicosocial y doten a sus equipos digitales de recursos: protocolos claros ante situaciones conflictivas, apoyo emocional y, sobre todo, límites en la disponibilidad.
Humanizar las redes también implica cuidar a las personas que trabajan en ellas. Al fin y al cabo, detrás de cada respuesta corporativa hay una persona que merece ser escuchada, respetada y protegida.








