¿La prevención del riesgo o la prevención de los accidentes?
Para muchas personas puede parecer lo mismo, pero no lo es en absoluto: la diferencia es muy grande.
Nos hemos acostumbrado a convivir con el riesgo; de hecho, el riesgo es algo subjetivo, ya que depende de la percepción individual, de las experiencias y de las circunstancias de cada persona.
Cuando trabajamos, convivimos con un entorno, unas máquinas, unas herramientas y unos productos, y pasamos muchas horas rodeados de estos elementos y de los riesgos que implican. Durante mucho tiempo, probablemente no nos ocurra nada, no sufriremos ningún accidente, y así pueden pasar años.
Con el tiempo, el riesgo pasa a formar parte de nuestra normalidad y lo asumimos como algo intrínseco a nuestro trabajo.
Nos han enseñado a temer los accidentes, porque son los que, cuando suceden, realmente hacen daño. Pero lo que de verdad deberíamos respetar, temer y prevenir es la existencia del riesgo.
El riesgo asumido es algo con lo que convivimos cada día hasta el punto de dejar de percibirlo como un peligro para nuestra salud. Esto nos lleva a cometer imprudencias de forma inconsciente, aun sabiendo que el riesgo existe, pero lo tenemos tan normalizado que ya forma parte de la rutina.
Mientras sigamos centrados solo en los accidentes y no reflexionemos sobre los riesgos como un elemento potencial, seguiremos conviviendo y normalizando situaciones que nos conducen a los accidentes sin ser conscientes de ello.








